ICTUS, conocido como Derrame Cerebral, es una enfermedad cerebrovascular que afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro.
¿Por qué ocurre? Ocurre cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro se rompe o es taponado por un coágulo u otra partícula. Debido a esta ruptura o bloqueo, parte del cerebro no consigue el flujo de sangre, oxígeno y glucosa, que necesita.
Consecuencia: Las células nerviosas del área del cerebro afectada no reciben oxígeno, por lo que no pueden funcionar y mueren transcurridos unos minutos.
Es posible que la persona que tiene el ICTUS no sea consciente del problema, por lo que debe ser un acompañante el que lo identifique y busque ayuda. Las herramientas principales para el diagnóstico urgente del ICTUS son las siguientes técnicas:
Ecocardiografía: Se suelen realizar pruebas para estudiar alteraciones anatómicas del corazón.
Neuroimagen: Tomografía computarizada (o TC craneal), o la resonancia magnética (o RM craneal).
Ecografía-Doppler: Es un tipo de ecografía con la que se estudia el flujo de sangre que pasa a través de las arterias y venas
Angiografía por Tomografía Computarizada (angio-TC): Este estudio ofrece una imagen detallada del flujo de los vasos sanguíneos del organismo
CHEQUEOS
A continuación presentamos algunos de factores de riesgo:
Edad: El factor de riesgo más importante. A partir de los 55 años, cada década que pasa se dobla el riesgo de tener un ICTUS.
Género: Los hombres tienen mayor riesgo de ICTUS que las mujeres. Esta relación se invierte en las personas de 80 años debido a la mayor esperanza de vida de las mujeres.
Antecedentes: El riesgo de padecer un ICTUS es mayor al tener casos familiares.
Enfermedades: Padecer alguna de estás enfermedades (Diábetes, Hipertensión, Obesidad, Colesterol Elevado) aumenta el riesto.
IMPORTANTE: Según estudios científicos cuanto más precozmente se inicie un tratamiento neurológico y una rehabilitación adecuada, mejores serán los resultados funcionales a largo plazo.
Los síntomas de un ICTUS dependen más de la localización de la alteración en el riego sanguíneo que de su causa. A continuación se presentan algunos de los síntomas a tener en cuenta:
Dificultad para hablar
Pérdida súbita de visión en un ojo
Dolor de cabeza muy intenso distinto del habitual
Pérdida de sensibilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo
Pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo (cara, brazo y pierna del mismo lado).
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