Cada minuto cuenta, el tratamiento de ictus puede salvar vidas y prevenir discapacidades.Cuanto antes actúes,mejor  sera el resultado.

El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), es una de las principales causas de discapacidad y muerte en el mundo. Ocurre cuando se interrumpe el flujo de sangre hacia una parte del cerebro, provocando la muerte de las células cerebrales en cuestión de minutos. Pero hay una buena noticia: la mayoría de los ictus pueden prevenirse con hábitos saludables y chequeos médicos a tiempo.

¿Qué es la prevención primaria?

La prevención primaria busca evitar que ocurra el primer episodio de ictus, actuando sobre los factores de riesgo antes de que aparezca la enfermedad. Es decir, se centra en cuidar el cuerpo y el estilo de vida antes de que haya señales de alarma.

Los factores de riesgo modificables son el 50-90% responsables de la mayoría de las muertes en el mundo: hipertensión, dislipidemia, obesidad, diabetes y tabaquismo.

Estimar Riesgo: después de los 20 años o en su primera evaluación médica.

Hay herramientas para cuantificar el riesgo.

Abordar factores de riesgo claves Como ser el:

Trastorno del sueño : Abuso de pantallas, abuso de dulces y/o cafeína, SAOS.

Intervenciones no claras : Aspirina,suplementos de vitaminas,productos de origen natural.dietas cetogénicas, ayuno intermitente.

Factores de riesgo que sí se pueden controlar

Aunque existen algunos factores que no podemos cambiar (como la edad o la herencia genética), la mayoría depende de nuestras decisiones diarias. Aquí los principales:

- Presión arterial alta (hipertensión)
Es el factor más importante. Controlar la presión regularmente y seguir las indicaciones médicas puede reducir drásticamente el riesgo de ictus.

- Colesterol elevado
Niveles altos de colesterol favorecen la formación de placas en las arterias, lo que puede obstruir el flujo sanguíneo hacia el cerebro.

- Diabetes mal controlada
El exceso de azúcar en la sangre daña los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de coágulos.

- Tabaquismo y consumo excesivo de alcohol
Fumar multiplica el riesgo de sufrir un ictus. El alcohol en exceso también afecta la presión y el ritmo cardíaco.

- Sedentarismo y obesidad
La falta de actividad física contribuye a la hipertensión, la diabetes y el colesterol alto. Mantener un peso saludable y moverse cada día marca la diferencia.

- Estrés crónico
El estrés sostenido eleva la presión arterial y puede afectar el corazón. Buscar momentos de descanso, oración o relajación mental ayuda tanto como cualquier tratamiento.

 Reconocer las señales salva vidas

Aunque el enfoque es prevenir, también es vital saber identificar un ictus a tiempo. Recuerda la regla FAST (por sus siglas en inglés):

- F (Face): la cara se cae o se entumece de un lado.

- A (Arms): debilidad en un brazo o pierna.

- S (Speech): dificultad para hablar o entender.

- T (Time): actúa rápido y llama a emergencias.

Cada minuto cuenta para evitar secuelas graves.

 Cuidar el cerebro es cuidar la vida

La prevención primaria del ictus no es solo una tarea médica, sino un compromiso personal con el bienestar. Pequeños cambios hoy pueden marcar una gran diferencia mañana. Tu cerebro trabaja por ti cada segundo, devuélvele el favor cuidándolo.

Recuerda: el ictus se puede prevenir. Empieza hoy: controla tu presión, aliméntate mejor, muévete más y vive con equilibrio.
Tu salud cerebral te lo agradecerá.